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La Comisión de Salud Pública aprueba el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas para este invierno

  • Se establecen las recomendaciones para reducir los efectos en la salud asociados a las bajas temperaturas, así como las medidas de coordinación con las instituciones y Administraciones implicadas.
  • La Comisión ha acordado hoy el Calendario Común de Vacunación a lo largo de la Vida para 2023, que incluye la recomendación de vacunar de forma sistemática a la población infantil frente a la meningitis B.

Madrid, 17 de noviembre de 2022.-  La Comisión de Salud Pública ha aprobado, en su sesión ordinaria celebrada hoy, el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2022-2023, que establece las recomendaciones para reducir los efectos en la salud asociados a las bajas temperaturas, así como las medidas a adoptar por las administraciones implicadas. Este Plan se tratará posteriormente en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud

En la reunión ordinaria de hoy de la Comisión de Salud Pública, se ha tratado también la situación actual en relación con la epidemia por COVID-19 y la viruela del mono o Monkeypox. Además, entre otras cuestiones, se han abordado los avances en la Estrategia de Salud Pública, la aprobación del calendario de vacunación y las acciones del Primer Programa de Actuación 2022-2023 del Plan de Salud y Medio Ambiente (PESMA), y se han revisado los programas de cribado neonatal y de cáncer.

El Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2022-2023, establece acciones para la prevención y el control, estructuradas en varios niveles de actuación según el riesgo alcanzado como consecuencia de descenso de las temperaturas. Los umbrales de referencia de impacto en la salud por temperaturas bajas se definen por provincia, y van desde los -6,7 ºC en Teruel a los 13,8 ºC en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Además, se plantea la recogida de información predictiva sobre temperatura ambiental e información diaria en relación a los cambios cuantitativos de la mortalidad; y se establecen los criterios del sistema de información que permiten la vigilancia activa de los riesgos asociados a la exposición a bajas temperaturas.

Para el buen funcionamiento de este Plan Nacional, es necesario contar con unos sistemas avanzados de información meteorológica, los cuales proporcionan información primordial de cara a la anticipación de los posibles efectos en la salud.

Información a la ciudadanía

Un aspecto importante del Plan Nacional es la implicación con los Servicios Sociales. En este sentido, la participación de las administraciones, tanto a nivel central como autonómico y local, de organizaciones y, sobre todo, la concienciación y el apoyo a colectivos más sensibles, resultan esenciales para evitar en mayor medida posibles daños en la población.

Otro elemento primordial es la información a la ciudadanía, a los grupos de mayor riesgo y a los profesionales sanitarios y de servicios sociales.

Además de las personas mayores, los grupos de población más vulnerables a las bajas temperaturas son las personas sin hogar y las que sufren pobreza o bajo estatus económico, en especial cuando esta se manifiesta en la forma de pobreza energética, así como los inmigrantes en situación de precariedad; las personas con enfermedades crónicas susceptibles de ser agravadas en situaciones de estrés prolongado; mujeres gestantes; recién nacidos y lactantes; personas que toman medicamentos que pueden potenciar los síntomas ligados al frío; personas con movilidad reducida, desnutridas, con agotamiento físico o casos de intoxicación etílica; personas que trabajan al aire libre; o las que practican deportes al aire libre en zonas frías.

En España han ocurrido al menos cuatro olas de frío destacables y de interés histórico desde 1975. La última, entre el 5 y 8 de enero de 2021, asociada con la borrasca Filomena.

Sin embargo, los efectos de las bajas temperaturas no ocurren de una forma tan aguda y repentina como en el caso de las altas temperaturas, lo cual provoca una menor tensión en el sistema sanitario. Aun así, los expertos señalan que este es un factor de riesgo ambiental que no puede ser despreciado y cuyos impactos en salud pueden ser incluso superiores a los del calor extremo.

Los planes de prevención han demostrado su eficacia en la reducción de la mortalidad atribuible a un exceso de temperatura, por lo que se espera que también tendrán un efecto en la morbi-mortalidad asociada a las bajas temperaturas. De hecho, la evidencia científica pone de manifiesto que los planes de prevención frente a las bajas temperaturas son rentables, ya que suponiendo una efectividad del 68% cada día con ola de frío epidemiológica, se evitarían 2,37 defunciones asociadas a las bajas temperaturas.

Este Plan forma parte del Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente (PESMA), elaborado por los ministerios de Sanidad y de Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Vacunas

Por otra parte, la Comisión de Salud Pública ha aprobado también hoy el Calendario Común de Vacunación a lo largo de la Vida para el año 2023, así como el específico para grupos de riesgo, incluyendo la recomendación de vacunar de forma sistemática a la población infantil frente a la enfermedad meningocócica invasiva (EMI) por serogrupo B con la vacuna 4CMenB, debido a la alta gravedad y las secuelas de esta enfermedad, así como la equidad de la medida en la población.

De esta forma, las CCAA irán incorporando antes de final de 2024 la vacunación frente a la miningitis B a los 2, 4 y 12 meses de edad, siendo especialmente importante vacunar en tiempo a los 2 y 4 meses de edad. Asimismo, se mantiene la recomendación, ya aprobada en 2018, de administrar dos dosis de la vacuna 4CMenB a personas de grupos de riesgo no vacunada previamente. Además, en estos grupos de población se recomienda la administración de una dosis de recuerdo un año después de completar la vacunación y, posteriormente, cada cinco años.