La Comisión de Salud Pública aprueba las recomendaciones para el control de las infecciones respiratorias agudas (IRAs)

  • El documento define escenarios de riesgo basados en indicadores comunes y proporciona un conjunto escalonado de medidas para reducir el impacto de las epidemias estacionales.
  • Las recomendaciones buscan garantizar la continuidad asistencial, especialmente en entornos vulnerables, y facilitar la coordinación entre niveles del sistema sanitario.

Fotografía nota de prensa

Madrid, 3 de diciembre de 2025.- La Comisión de Salud Pública, compuesta por representantes de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y de las consejerías de salud de todas las comunidades y ciudades autónomas, ha aprobado el Documento Marco de Recomendaciones para el control de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs). Un documento que va a servir para mejorar la respuesta ante la epidemia estacional de virus respiratorios durante la temporada 2025-2026.

El texto parte de la experiencia acumulada durante la pandemia de COVID-19 y refuerza la vigilancia integrada puesta en marcha tras ella, en línea con las directrices del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Vigilancia y evaluación basada en indicadores

Dentro de los sistemas de vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs) se utilizan diversas fuentes que permiten monitorizar en tiempo real la transmisibilidad, la gravedad y el impacto sanitario. Entre ellas se incluyen el Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA), junto con la información procedente del sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo), las coberturas de vacunación del Sistema de Información de Vacunaciones (SIVAMIN) y los datos de ocupación hospitalaria y de unidades de cuidados intensivos (UCI).

La combinación semanal de estos datos posibilita la detección temprana de cambios en la evolución epidemiológica y permite una evaluación continua del riesgo, adaptada a las características de cada comunidad autónoma.

Escenarios de riesgo y medidas progresivas

Se definen cuatro escenarios de riesgo determinados a partir de los niveles de transmisibilidad detectados, junto con la evaluación del resto de indicadores y el análisis del impacto en los recursos asistenciales y en la población susceptible. Esta clasificación permite adaptar las medidas a la evolución de la situación epidemiológica en cada territorio, reforzando la capacidad de respuesta sanitaria y comunitaria.

  • Escenario de situación interepidémica o basal.
  • Escenario de epidemia de nivel bajo o medio.
  • Escenario de epidemia de nivel alto.
  • Escenario de epidemia de nivel muy alto.

La aplicación de las medidas propuestas debe hacerse de forma escalonada e incremental, garantizando que en cada escenario se implementen también las recomendaciones de los niveles anteriores.

Recomendaciones generales en todos los escenarios

Entre las medidas comunes se incluyen la elaboración y difusión de recomendaciones de vacunación frente a patógenos respiratorios, el mantenimiento y fortalecimiento de los sistemas de vigilancia, la formación del personal sanitario y no sanitario, y la revisión de los planes de contingencia de centros sanitarios y sociosanitarios para garantizar la continuidad asistencial.

También se promueve la ventilación adecuada de espacios, la higiene respiratoria y de manos, el uso de mascarilla quirúrgica por parte de personas con síntomas respiratorios, especialmente si van a tener contacto con personas vulnerables, y la reducción de interacciones sociales en esos casos. Estas medidas deben comunicarse activamente a la ciudadanía a través de materiales informativos accesibles.

Medidas específicas por escenarios

En el escenario de situación interepidémica o basal, se mantienen las medidas preventivas generales, como la promoción de la vacunación, la vigilancia epidemiológica y la formación del personal. Se recomienda el uso de mascarilla quirúrgica por personas con síntomas respiratorios, especialmente si van a tener contacto con personas vulnerables, así como su uso continuado por parte de trabajadores sintomáticos en centros sociosanitarios.

En el escenario de epidemia de nivel bajo o medio, se refuerzan las actividades de coordinación interinstitucional y la comunicación activa con la ciudadanía. Se intensifica la recomendación del uso de mascarilla quirúrgica por parte de personas con síntomas y en entornos vulnerables. En hospitales, se recomienda su uso en áreas sensibles (como unidades oncológicas o de trasplantes) tanto por profesionales como por pacientes y acompañantes. En centros residenciales, se mantiene el uso continuado por trabajadores con síntomas, y se pueden adoptar medidas adicionales si se detecta transmisión.

En el escenario de epidemia de nivel alto, se adaptarán los planes de continuidad asistencial para garantizar la capacidad de respuesta. Se recomienda el uso generalizado de mascarilla en espacios comunes de centros sanitarios, como salas de espera o urgencias. En centros residenciales se revisa la política de visitas, y se aconseja a personas vulnerables utilizar mascarilla en espacios cerrados sin ventilación adecuada.

En el escenario de epidemia de nivel muy alto, se activa la coordinación extraordinaria entre territorios, mediante reuniones del Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Las autoridades sanitarias podrán establecer medidas excepcionales para el control de la transmisión en determinados contextos o colectivos especialmente expuestos.

El documento destaca la importancia de la coordinación entre los servicios de salud pública autonómicos y el Ministerio de Sanidad, así como la necesidad de evaluar periódicamente la situación epidemiológica para adaptar las respuestas. Se presta especial atención a los entornos vulnerables, como residencias de mayores o unidades hospitalarias específicas, donde la detección precoz y la actuación inmediata resultan esenciales.

Estas recomendaciones constituyen una herramienta clave para anticipar y mitigar el impacto de las epidemias estacionales, mejorar la preparación del sistema sanitario y proteger la salud de la población.