Impacto
Excelencia Clínica Boletín clínico, sanitario y social al servicio del Sistema Nacional de Salud
Vol. 2 nº 7 Julio 2009
Elaborado por:

Centro Cochrane Iberoamericano
(Hospital de Sant Pau)
Impacto
Vol. 2 nº 7 July 2009
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Actualidad

El ejercicio físico y la dieta, remedios para evitar el empeoramiento físico en pacientes oncológicos
Un reciente ensayo clínico aleatorizado (ECA) demuestra que la dieta y el ejercicio físico logran reducir el empeoramiento funcional autodeclarado en pacientes de edad avanzada con sobrepeso que han sobrevivido a un cáncer
A pesar de que el estilo de vida saludable podría reducir la enfermedad y el empeoramiento funcional, los pacientes de edad avanzada que han sobrevivido a un cáncer a menudo manifiestan mantener comportamientos poco saludables y rara vez llegan a cumplir las recomendaciones de las guías de promoción de la salud. Si bien muchos de estos pacientes no son fumadores, su dieta y la práctica de ejercicio físico dejan mucho que desear. Aunque suelen manifestar un gran interés por las intervenciones dietéticas y de ejercicio físico, esto sigue siendo más común entre los supervivientes más jóvenes con un diagnóstico relativamente reciente de cáncer.
Un equipo de la Duke University de EE.UU. ha llevado a cabo un ECA (JAMA, 2009;301(18):1883-91) que incluyó 641 pacientes de entre 65 y 91 años con sobrepeso (índice de masa corporal de ≥25 y <40), que habían sobrevivido al menos 5 años a un cáncer colorrectal, de mama o de próstata, sin evidencia de enfermedad metastásica o en progresión.
Los pacientes fueron seleccionados en su mayoría del registro de cáncer (67.054) y en menor medida autorreferidos (107). De ellos, 47.146 pacientes fueron excluidos por distintas causas (información incompleta, casos duplicados, nuevos tumores, etc) por lo que 20.015 recibieron una invitación para participar en el estudio. Finalmente 641 pacientes se consideraron elegibles y fueron aleatorizados a recibir consejo dietético y de actividad física por teléfono y correo postal durante 12 meses, o a la misma intervención retrasada un año en el caso del grupo control.
La cuestión principal que se plantearon los investigadores fue el cambio entre el estado funcional basal y a los doce meses, determinado con la subescala de función física del cuestionario SF-36, como indicador de función física global (con una puntuación posible en un rango de 0-100). Como cuestión secundaria tomaron la función física de las extremidades inferiores, básicas para el mantenimiento de la independencia, cuya puntuación se determinó a partir de las subescalas del Late Life Function and Disability Index. Otros objetivos secundarios estaban relacionados con el comportamiento referente a la actividad física, la dieta y la pérdida de peso así como con la calidad de vida.
Los resultados a los 12 meses de la intervención mostraron un declive del estado funcional mayor en el grupo control frente al de intervención (-4,84 vs -2,15) y un cambio en el mismo sentido en la función de las extremidades inferiores (-1.89 vs 0.34). La ingesta media de frutas y verduras, así como la reducción en la ingesta de grasas saturadas fue mayor en el grupo intervención. La disminución de la calidad de vida (relacionada con la salud) a los 12 meses fue mayor en el grupo control. El número de efectos adversos fue similar en los dos grupos comparados.
De este modo, los autores concluyen que un programa de intervención en el domicilio, sobre la dieta y el ejercicio físico, puede reducir la tasa autodeclarada de declive en el estado funcional, en pacientes que han sobrevivido a un cáncer colorrectal, de mama o próstata no reciente.
Este ECA subraya la importancia de mantener los esfuerzos por mejorar el estilo de vida de los pacientes oncológicos que han sobrevivido a un cáncer. Siempre es útil tener evidencia de que la dieta y el ejercicio funcionan, aunque muchos médicos no sepan o no consigan animar a sus pacientes oncológicos.
A pesar del interés de este ECA, la puesta en marcha de la intervención propuesta puede ser complicada en muchos centros ya que requiere un uso intensivo de recursos humanos y materiales no al alcance de todos los centros. Por otro lado, la baja tasa de participación y el evidente sesgo de selección de los participantes, dificultan la generalización de los resultados. Entre otras cuestiones, quedaría por resolver si el cambio en el estado funcional es clínicamente importante, además de estadísticamente significativo y si los pacientes serán capaces de mantener a largo plazo los beneficios conseguidos por la intervención.
Artículo de referencia:
Morey MC, Snyder DC, Sloane R, Cohen HJ, Peterson B, Hartman TJ,et al. Effects of home-based diet and exercise on functional outcomes among older,overweight long-term cancer survivors: RENEW: a randomized controlled trial. JAMA. 2009;301(18):1883-91.