La calidad de las guías de práctica clínica en cuestión

Las guías de práctica clínica (GPC) pretenden mejorar la efectividad, la eficiencia y la seguridad de las decisiones clínicas. No obstante, publicaciones recientes muestran como la calidad de las mismas es todavía mejorable

Las GPC se definen como el conjunto de recomendaciones desarrolladas de manera sistemática con el objetivo de guiar a los profesionales y a los pacientes en el proceso de la toma de decisiones sobre qué intervenciones sanitarias son más adecuadas en el abordaje de una condición clínica específica, en circunstancias sanitarias concretas. Las GPC tienen como objetivo ayudar a los profesionales a asimilar, evaluar e implantar la cada vez mayor cantidad de evidencia científica disponible y las opiniones basadas en la mejor práctica clínica.

No obstante, cada vez hay más información que alerta sobre la necesidad de mejorar la calidad de las guías. A esta conclusión es la que ha llegado una revisión de las GPC americanas de las sociedades de cardiología (American Collage of Cardiology) y del corazón (American Heart Association). Los autores evaluaron la evolución de las recomendaciones de estas guías así como la distribución de las mismas según la calidad de la evidencia y la fuerza de las recomendaciones. En total se incluyeron 53 guías sobre 22 temas diferentes lo que correspondía a un total de 7.196 recomendaciones.

En la revisión (JAMA. 2009;301(8):831-841.) se muestra que la mayoría de las recomendaciones se elaboran en su mayoría con evidencia de calidad baja o a partir de la opinión de expertos. Asimismo, la proporción de recomendaciones para las cuales no hay evidencia concluyente es cada vez mayor. Más preocupante quizás es que sólo una quinta parte de las recomendaciones fuertes (Clase I) se apoyan en evidencias de calidad alta (Nivel A). La conclusión de los autores de este trabajo es que es necesario mejorar el proceso de elaboración de las GPC y aumentar la evidencia disponible a partir de la cual se formulan recomendaciones. El editorial adjunto (JAMA. 2009;301(8):868-869.) va más allá y cuestiona la influencia a menudo excesiva de la industria sobre los expertos que elaboran estas guías.

Recientemente un estudio elaborado por investigadores del Centro Cochrane Iberoamericano también señaló la preocupante calidad de las guías de práctica clínica sobre obesidad infantil y juvenil (Eur J Pediatr. 2008;25,432-1076.). Los autores revisaron la calidad de las GPC mediante el instrumento AGREE mostrando una preocupante baja calidad de las mismas sobre todo en áreas como el rigor en la elaboración, la aplicabilidad y la independencia editorial. En nuestro entorno la situación es similar con una calidad baja de las guías publicadas que poco a poco va mejorando paulatinamente. En el catálogo de GPC en el Sistema Nacional de Salud (GuiaSalud) únicamente de 405 guías evaluadas 62 han logrado superar los criterios mínimos de calidad para ser incluidas. Queda mucho por hacer.