Special Awards for Quality

En nuestro país, no se puede hablar de calidad y Salud Pública sin mencionar el nombre de Pedro Saturno, una persona que ha dedicado toda su vida a trabajar por mejorar la calidad en la Salud Pública aquí y en países de todo el mundo. Doctorado en esta materia por la universidad de Harvard, entre sus múltiples estudios figuran Economía de la Salud, Epidemiología y Estrategias de Educación para la Salud en centros de reconocido prestigio en Estados Unidos, Inglaterra, Rusia y España. Médico y cirujano, Saturno ha sido profesor en la Universidad de Murcia, profesor invitado en Harvard, así como director de programas y cursos sobre calidad asistencial, Evaluación y Mejora de la Calidad  o el Programa Ibérica para la ejecución de actividades de Aseguramiento de la Calidad en Atención Primaria en España y Portugal, programa que llegó a más de 250 centros de salud.

Pedro Saturno es, además, una persona comprometida con el desarrollo de los países menos favorecidos y ha trabajado estrechamente –tanto como consultor externo como en grupos de trabajo- con organismos tales como la Organización Mundial para la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, la Agencia Estadounidense para la Salud o la Agencia Española de Cooperación Internacional. Autor de once libros, y otros tantos capítulos, ha escrito cerca de un centenar de artículos, varios prólogos y desarrollado un software. Fue Director General Adjunto de Planificación para la Salud y Educación del Ministerio de Sanidad y Consumo y ahora es esa misma institución la que le reconoce estamos con este galardón su trayectoria profesional.

¿Conocía la existencia de estos Premios?

Sí, aunque no precisamente la modalidad que me ha correspondido. Sabía de la convocatoria para presentar proyectos o experiencias, pero no tenia conciencia de este Reconocimiento que podía concederse sin, digamos, haberse presentado.

De entre los proyectos y trabajos que ha desempeñado ¿Cuál es el más le ha satisfecho?

Me resulta extremadamente difícil seleccionar uno. Podría decir que recuerdo con especial cariño los primeros proyectos en cierto modo “importantes” como el Programa Ibérico para la Atención Primaria de España y Portugal a finales de los 80, o el EMC de Chile a principios de los 90, y, como no, el Programa EMCA de la Región de Murcia que lleva funcionando ininterrumpidamente desde 1994. Pero no puedo olvidar mis colaboraciones continuas desde hace ya varios años  con México, Argentina, o en el curso internacional sobre Gestión de Calidad que se imparte en la Escuela de Salud Pública de Harvard, del que actualmente soy co-director; y, desde luego, tengo que mencionar el Master a Distancia en Gestión de Calidad en Servicios de Salud que dirijo desde la Universidad de Murcia, que está ya en su 11ª edición  y que cuenta con ex-alumnos satisfechos en trece países, en muchos casos con un alto nivel de responsabilidad. Sin embargo, creo que tengo un poco el “síndrome del artista” y valoro especialmente lo más reciente, como es el proyecto de indicadores de Buenas Prácticas  sobre Seguridad del paciente realizado para el Ministerio de Salud español, al que creo que le esperan aún desarrollos y aplicaciones importantes fuera de España, y los proyectos relativos al rediseño global de la tención a problemas de salud crónicos, que, por diversas circunstancias, no se están desarrollando al ritmo que debieran pero que espero que surja la oportunidad de poder relanzarlos al nivel que corresponde a la importancia que tiene este tema para los servicios de salud.

¿Cuáles son las claves para trabajar por la calidad en salud?

Desgraciadamente no conozco ninguna varita mágica, a pesar de lo proclives que somos a presentar esquemas, modelos o acercamientos como “la” solución a todos los problemas. Pero sí que hay dos o tres cosas que serían como los referentes ineludibles para trabajar por la calidad. Una es, sin lugar a dudas, la perseverancia. Estar dispuestos a asumir y comprender las, a menudo, incomprensibles incomprensiones. Las trabas, las barreras que surgen por doquier, las frustraciones que provoca la inercia, ignorancia y, a veces, incompetencia que a veces encontramos en los que deberían liderar o al menos ejercer su responsabilidad en este campo. La segunda es precisamente intentar desarrollar la difícil habilidad del bi- o tri-lingüismo, para poder conversar en los términos que convienen  a los distintos intereses y puntos de vista de los protagonistas de la calidad en los servicios de salud (responsables políticos, gerentes, profesionales y personal en general que proveen directamente los servicios), y poder integrarlo todo para salvar las barreras que existen. La tercera, y no la menos importante, es una cierta obsesión por la implementación, por conseguir cruzar el abismo entre teoría y práctica, por buscar el refrendo empírico constante de lo valioso que resulta gestionar adecuadamente la calidad de los servicios para aumentar los niveles de salud y satisfacción de las comunidades que los reciben.

¿Qué planes tiene de trabajo futuro?

Si hablamos de futuro me resulta difícil separar deseos y realidades. Por una parte hay actividades  que espero continuar como son el Master a Distancia, las clases en Harvard, el Programa EMCA, las colaboraciones con países latinoamericanos, los indicadores de seguridad a nivel internacional y, espero, los proyectos sobre crónicas (EPOC y diabetes). Pero también tengo deseos un tanto visionarios que no quiero apartar del horizonte. Algunos se derivan de actividades en marcha, como son ampliar la oferta del Master a Distancia  realizándolo también en portugués e inglés, hincarle el diente al diseño integral de la atención a  problemas crónicos tan relevantes como la obesidad y las cardiovasculares, y profundizar un poco más en un sistema de indicadores tanto de seguridad como de calidad en general. Hay también dos temas eternamente pendientes, y que por tanto siguen formando parte del futuro, como son una colaboración cercana y efectiva con los pacientes para ver de implementar en la práctica todo el tremendo potencial que tienen para contribuir a la mejora de los servicios que reciben, y el desarrollo, también real y efectivo, de sistemas de costes de la calidad, una cuestión tan relevante como clamorosamente ausente en nuestro sistema de salud. Estaré atento a las oportunidades que puedan surgir en todos estos temas. O las buscaré.

¿Qué supone para su carrera profesional este reconocimiento que le otorga el Ministerio de Sanidad y Consumo?

No sabría decir si es más importante en lo profesional o en lo personal. Profesionalmente representa naturalmente una gran satisfacción y una tremenda inyección de ánimo para seguir trabajando, perseverando como decía más arriba. Pero quizás es aún más importante en el terreno personal. Me da la oportunidad de agradecer a todas las personas con las que he colaborado el que hayan contribuido de forma tan decisiva a hacer realidades los proyectos, desde el primero hasta el último. Es un reconocimiento que debo y tengo  que compartir con todos. Por otra parte, la cantidad de mensajes de apoyo y felicitación que he recibido, algunos espectacularmente bonitos y sentidos, son una recompensa si cabe mayor que el reconocimiento oficial. Esta red humana que se ha ido forjando con el tiempo y que ahora, de pronto, se me ha hecho evidente de golpe, es para mí lo mejor de este reconocimiento. Millones de gracias.